viernes, 27 de noviembre de 2020

Lectura: ELOGIO DE LA DIFICULTA - taller (ESTANISLAO ZULETA) Ficha: 2142372

Muy buenas.  Esta lectura constituye la segunda actividad a realizar en este interesante proceso formativo.  Tengo claro que no es una lectura fácil, pero podemos hacerlo y complementa la actividad que venimos desarrollando a propósito de los videos sobre Dignidad Humana y la pregunta sobre RESPETO, que debimos haber realizado ya.  Al final encuentran un taller cuyo primer punto es:  ELABORAR UN GLOSARIO (palabras y su significado) con las palabras que encuentren en la lectura y cuyo significado no conozcan.  Vamos a realizar una primera lectura buscando esas palabras y elaborando el Glosario.  Éxitos.

Elogio de la dificultad

Estanislao Zuleta

La pobreza y la impotencia de la imaginación nunca se manifiestan de una manera tan clara como cuando se trata de imaginar la felicidad. Entonces comenzamos a inventar paraísos, islas afortunadas, países de cucaña. Una vida sin riesgos, sin lucha, sin búsqueda de superación y sin muerte. Y, por tanto, también sin carencias y sin deseo: un océano de mermelada sagrada, una eternidad de aburrición. Metas afortunadamente inalcanzables, paraísos afortunadamente inexistentes.
Todas estas fantasías serían inocentes e inocuas, sino fuera porque constituyen el modelo de nuestros anhelos en la vida práctica.
Aquí mismo en los proyectos de la existencia cotidiana, más acá del reino de las mentiras eternas, introducimos también el ideal tonto de la seguridad garantizada; de las reconciliaciones totales; de las soluciones definitivas.
Puede decirse que nuestro problema no consiste solamente ni principalmente en que no seamos capaces de conquistar lo que nos proponemos, sino en aquello que nos proponemos: que nuestra desgracia no está tanto en la frustración de nuestros deseos, como en la forma misma de desear. Deseamos mal.
En lugar de desear una relación humana inquietante, compleja y perdible, que estimule nuestra capacidad de luchar y nos obligue a cambiar, deseamos un idilio sin sombras y sin peligros, un nido de amor, y por lo tanto, en última instancia un retorno al huevo. En vez de desear una sociedad en la que sea realizable y necesario trabajar arduamente para hacer efectivas nuestras posibilidades, deseamos un mundo de satisfacción, una monstruosa sala-cuna de abundancia pasivamente recibida.
En lugar de desear una filosofía llena de incógnitas y preguntas abiertas, queremos poseer una doctrina global, capaz de dar cuenta de todo, revelada por espíritus que nunca han existido o por caudillos que desgraciadamente sí han existido.
Adán y sobre todo Eva, tienen el mérito original de habernos liberado del paraíso, nuestro pecado es que anhelamos regresar a él.
Desconfiemos de las mañanas radiantes en las que se inicia un reino milenario. Son muy conocidos en la historia, desde la Antigüedad hasta hoy, los horrores a los que pueden y suelen entregarse los partidos provistos de una verdad y de una meta absolutas, las iglesias cuyos miembros han sido alcanzados por la gracia –por la desgracia– de alguna revelación. El estudio de la vida social y de la vida personal nos enseña cuán próximos se encuentran una de otro la idealización y el terror. La idealización del fin, de la meta y el terror de los medios que procurarán su conquista. Quienes de esta manera tratan de someter la realidad al ideal, entran inevitablemente en una concepción paranoide de la verdad; en un sistema de pensamiento tal, que los que se atreverían a objetar algo quedan inmediatamente sometidos a la interpretación totalitaria: sus argumentos, no son argumentos, sino solamente síntomas de una naturaleza dañada o bien máscaras de malignos propósitos.
En lugar de discutir un razonamiento se le reduce a un juicio de pertenencia al otro –y el otro es, en este sistema, sinónimo de enemigo–, o se procede a un juicio de intenciones. Y este sistema se desarrolla peligrosamente hasta el punto en que ya no solamente rechaza toda oposición, sino también toda diferencia: el que no está conmigo, está contra mí, y el que no está completamente conmigo, no está conmigo. Así como hay, según Kant, un verdadero abismo de la acción, que consiste en la exigencia de una entrega total a la “causa” absoluta y concibe toda duda y toda crítica como traición o como agresión.
Ahora sabemos, por una amarga experiencia, que este abismo de la acción, con sus guerras santas y sus orgías de fraternidad no es una característica exclusiva de ciertas épocas del pasado o de civilizaciones atrasadas en el desarrollo científico y técnico; que puede funcionar muy bien y desplegar todos sus efectos sin abolir una gran capacidad de inventiva y una eficacia macabra. Sabemos que ningún origen filosóficamente elevado o supuestamente divino, inmuniza a una doctrina contra el riesgo de caer en la interpretación propia de la lógica paranoide que afirma un discurso particular –todos lo son– como la designación misma de la realidad y los otros como ceguera o mentira.
El atractivo terrible que poseen las formaciones colectivas que se embriagan con la promesa de una comunidad humana no problemática, basada en una palabra infalible, consiste en que suprimen la indecisión y la duda, la necesidad de pensar por sí mismo, otorgan a sus miembros una identidad exaltada por la participación, separan un interior bueno –el grupo– y un exterior amenazador. Así como se ahorra sin duda la angustia, se distribuye mágicamente la ambivalencia en un amor por lo propio y un odio por lo extraño y se produce la más grande simplificación de la vida, la más espantosa facilidad. Y cuando digo aquí facilidad, no ignoro ni olvido que precisamente este tipo de formaciones colectivas, se caracterizan por una inaudita capacidad de entrega y sacrificios; que sus miembros aceptan y desean el heroísmo, cuando no aspiran a la palma del martirio. Facilidad, sin embargo, porque lo que el hombre teme por encima de todo no es la muerte y el sufrimiento, en los que tantas veces se refugia, sino la angustia que genera la necesidad de ponerse en cuestión, de combinar el entusiasmo y la crítica, el amor y el respeto.
Un síntoma inequívoco de la dominación de las ideologías proféticas y de los grupos que las generan o que someten a su lógica doctrinas que les fueron extrañas en su origen, es el descrédito en que cae el concepto de respeto.
No se quiere saber nada del respeto, ni de la reciprocidad, ni de la vigencia de normas universales. Estos valores aparecen más bien como males menores propios de un resignado escepticismo, como signos de que se ha abdicado a las más caras esperanzas. Porque el respeto y las normas sólo adquieren vigencia allí donde el amor, el entusiasmo, la entrega total a la gran misión, ya no pueden aspirar a determinar las relaciones humanas. Y como el respeto es siempre el respeto a la diferencia, sólo puede afirmarse allí donde ya no se cree que la diferencia pueda disolverse en una comunidad exaltada, transparente y espontánea, o en una fusión amorosa. No se puede respetar el pensamiento del otro, tomarlo seriamente en consideración, someterlo a sus consecuencias, ejercer sobre él una critica, válida también en principio para el pensamiento propio, cuando se habla desde la verdad misma, cuando creemos que la verdad habla por nuestra boca; porque entonces el pensamiento del otro sólo puede ser error o mala fe; y el hecho mismo de su diferencia con nuestra verdad es prueba contundente de su falsedad, sin que se requiera ninguna otra. Nuestro saber es el mapa de la realidad y toda línea que se separe de él sólo puede ser imaginaria o algo peor: voluntariamente torcida por inconfesables intereses. Desde la concepción apocalíptica de la historia las normas y las leyes de cualquier tipo, son vistas como algo demasiado abstracto y mezquino frente a la gran tarea de realizar el ideal y de encarnar la promesa; y por lo tanto sólo se reclaman y se valoran cuando ya no se cree en la misión incondicionada.
Pero lo que ocurre cuando sobreviene la gran desidealización no es generalmente que se aprenda a valorar positivamente lo que tan alegremente se había desechado, estimado sólo negativamente; lo que se produce entonces, casi siempre, es una verdadera ola de pesimismo, escepticismo y realismo cínico. Se olvida entonces que la crítica a una sociedad injusta, basada en la explotación y en la dominación de clase, era fundamentalmente correcta y que el combate por una organización social racional e igualitaria sigue siendo necesario y urgente. A la desidealización sucede el arribismo individualista que además piensa que ha superado toda moral por el sólo hecho de que ha abandonado toda esperanza de una vida cualitativamente superior.
Lo más difícil, lo más importante. Lo más necesario, lo que a todos modos hay que intentar, es conservar la voluntad de luchar por una sociedad diferente sin caer en la interpretación paranoide de la lucha. Lo difícil, pero también lo esencial es valorar positivamente el respeto y la diferencia, no como un mal menor y un hecho inevitable, sino como lo que enriquece la vida e impulsa la creación y el pensamiento, como aquello sin lo cual una imaginaria comunidad de los justos cantaría el eterno hosanna del aburrimiento satisfecho. Hay que poner un gran signo de interrogación sobre el valor de lo fácil; no solamente sobre sus consecuencias, sino sobre la cosa misma, sobre la predilección por todo aquello que no exige de nosotros ninguna superación, ni nos pone en cuestión, ni nos obliga a desplegar nuestras posibilidades.
Hay que observar con cuánta desgraciada frecuencia nos otorgamos a nosotros mismos, en la vida personal y colectiva, la triste facilidad de ejercer lo que llamaré una no reciprocidad lógica: Es decir, el empleo de un método explicativo completamente diferente cuando se trata de dar cuenta de los problemas, los fracasaos y los errores propios y los del otro cuando es adversario o cuando disputamos con él. En el caso del otro aplicamos el esencialismo: lo que ha hecho, lo que le ha pasado es una manifestación de su ser más profundo; en nuestro caso aplicamos el circunstancialismo, de manera que aún los mismos fenómenos se explican por las circunstancias adversas, por alguna desgraciada coyuntura. Él es así; yo me vi obligado. Él cosechó lo que había sembrado; yo no pude evitar este resultado. El discurso del otro no es más que de su neurosis, de sus intereses egoístas; el mío es una simple constatación de los hechos y una deducción lógica de sus consecuencias. Preferiríamos que nuestra causa se juzgue por los propósitos y la adversaria por los resultados.
Y cuando de este modo nos empeñamos en ejercer esa no reciprocidad lógica que es siempre una doble falsificación, no sólo irrespetamos al otro, sino también a nosotros mismos, puesto que nos negamos a pensar efectivamente el proceso que estamos viviendo.
La difícil tarea de aplicar un mismo método explicativo y crítico a nuestra posición y a la opuesta no significa desde luego que consideremos equivalentes las doctrinas, las metas y los intereses de las personas, los partidos, las clases y las naciones en conflicto. Significa por el contrario que tenemos suficiente confianza en la superioridad de la causa que defendemos, como para estar seguros de que no necesita, ni le conviene esa doble falsificación con la cual, en verdad, podría defenderse cualquier cosa.
En el carnaval de miseria y derroche propios del capitalismo tardío se oye a la vez lejana y urgente la voz de Goethe y Marx que nos convocaron a un trabajo creador, difícil, capaz de situar al individuo concreto a la altura de las conquistas de la humanidad.
Dostoievski nos enseño a mirar hasta donde van las tentaciones de tener una fácil relación interhumana: van sólo en el sentido de buscar el poder, ya que si no se puede lograr una amistad respetuosa en una empresa común se produce lo que Bahro llama intereses compensatorios: la búsqueda de amos, el deseo de ser vasallos, el anhelo de encontrar a alguien que nos libere de una vez por todas del cuidado de que nuestra vida tenga un sentido. Dostoievski entendió, hace más de un siglo, que la dificultad de nuestra liberación procede de nuestro amor a las cadenas. Amamos las cadenas, los amos, las seguridades porque nos evitan la angustia de la razón.
Pero en medio del pesimismo de nuestra época se sigue desarrollando el pensamiento histórico, el psicoanálisis, la antropología, el marxismo, el arte y la literatura. En medio del pesimismo de nuestra época surge la lucha de los proletarios que ya saben que un trabajo insensato no se paga con nada, ni con automóviles ni con televisores; surge la rebelión magnífica de las mujeres que no aceptan una situación de inferioridad a cambio de halagos y protecciones; surge la insurrección desesperada de los jóvenes que no pueden aceptar el destino que se les ha fabricado.
Este enfoque nuevo nos permite decir como Fausto:
"También esta noche, tierra, permaneciste firme. Y ahora renaces de nuevo a mi alrededor. Y alientas otra vez en mi la aspiración de luchar sin descanso por una altísima existencia".

TALLER: “Elogio de la Dificultad”

Especial saludo para todos y todas. Ésta es la actividad que les propongo:


Una vez  leído y analizado el texto titulado: “Elogio de la dificultad”, que indudablemente es un texto un poco difícil de leer pero entendible, si nos lo proponemos; frente al texto:

11.       Realizar un glosario con las palabras no reconocidas dentro del texto y encontrar su significado.
22.      Hacer un comentario al texto. Que nos enseña?
33.      Cuales serían los principales elementos del texto, en relación con la ética y los valores?
44.      Que significa, para Estanislao Zuleta: RESPETO?
55.       Las actividades realizadas hasta el momento, qué nos sugiere que cambiemos en nuestra vida cotidiana, en nuestra familia y en nuestro salón de clase?



8 comentarios:

Unknown dijo...

Nos enseña a conocernos a nosotros mismos y nos incita a reflexionar sobre nuestros objetivos y de como nos planteamos llegar a ellos, por nuestra forma de huir tratando siempre de ir por el lado fácil sin ser consciente de sus consecuencias.

Unknown dijo...

Debemos tratar de buscar la soluciones a todos los problemas,sin escoger el camino más fácil que se nos presente porque podemos estar equivocando nos sin medir la intensidad de la situación.También darnos una oportunidad de encontrar la felicidad,haciendo a un lado el miedo a tropezar,recordemos que con cada caída nos volveremos más fuerte,creando nuevas enseñanzas para levantar muestra frente y seguir buscando el éxito.

Angie Carolina Tamayo dijo...

la enseñanza que me deja este texto es que muchas veces el ser humano no quiere ver la realidad de la sociedad es decir por que siempre sueña con tener la perfección. que todo a su alrededor sea fácil y sin sufrimientos.
pero si el mundo fuera perfecto seria aburridor no pasaría nada nuevo todo seria lo mismo en vez de desear una vida llena de retos en donde se este en una constante confrontación y lucha de ideas que nos hagan analizar mejor las cosas. por que con cada tropiezo aprendemos cosas nuevas.
por que una vida de aquellos delirios que soñamos no seria mas que otro infierno en el cual viviríamos pasivamente.

leonela tamayo dijo...

1. El elogio dela felicidad es un texto bastante complejo pero lo que pude entender, es que nos quiere enseñar que ningún problema es demasiado grande, ni demasiado complejo, que talvez en busca de esa felicidad que todos queremos, inventamos una vida tan sencilla, sin riesgos, sin lucha y sobre todo sin problemas. Es una salida sencilla en el punto de vista de la mayoría de personas meterse en la cabeza incapacidades que tal vez ni padezcamos, sintiéndonos incapaz de realizar proyectos que ya nos hemos propuesto, el propósito en sí, es saber que todo tiene una solución es cuestión de mentalizarnos positivamente y como muchos dicen no ahogarse en un vaso de agua, todos tenemos la capacidad de encontrar la felicidad, solo es cuestión de proyectarnos. no solo de tratar de no tener problemas si no de saber cómo salir de ellos y solucionarlos, teniendo en cuenta que un tropiezo no es sinónimo de fracaso si no de enseñanzas para poder alcanzar el éxito.

Michell Cardona dijo...

pienso que el texto el elogio de la dificultad de Estanislao Zuleta a pesar de ser una lectura muy compleja nos deja como principal enseñanza que la felicidad no esta en una vida sencilla, sin riesgos y sin lucha ya que esto son simplemente espejismos y pensamientos que el mismo hombre invento para darle definición a la "vida perfecta" , sin embargo si viviéramos una vida sin tropiezos o sin obstáculos esto no seria tampoco felicidad ya que seria vivir en un mundo de perfecciones donde nunca hay retos ni pasa nada nuevo. como seres humanos nunca queremos ver la realidad de nuestro mundo porque siempre estamos soñando con la fantasía de "perfección" sin saber que la verdadera felicidad la encontramos en los tropiezos y en la confrontación que tenemos a diario con nuestras ideas debido a que con cada error que cometemos aprendemos cosas nuevas, cogemos experiencias y es en esto en lo que realmente esta la felicidad que tanto buscamos en simples delirios.

Unknown dijo...

Buenas noches intructor y compañeros
El elogio de la dificultad
Nuestros paradigmas nos impide ver lo que realmente esta ocurriendo. Los paradigmas influyen en la manera que tenemos que ver y entender el mundo hay una verdad crucia y profunda escondida de cada persona. Tomar riesgos y estar siempre dispuesto al sacrificio personal
Si tratamos de mejorara otro dandole ejemplo estaremos mejorando a las personas. Si lo intentamos sin que pongamos el ejemplo nosotros mismos, no habremos mejorado a ninguno

Unknown dijo...

El elogio de la dificultad de Estanislao Zuleta nos enseña a encontrarnos a nosotros mismos, apreciar los valores y a ver siempre la solución a cada problema o circunstancia que se nos presente, no estancarnos o frustrarnos si se fracasamos o tropezamos y caemos, por el contrario alegrarnos y aprender de cada uno de esos obstáculos que en la vida tenemos que pasar, no darnos miedo a perder, porque nunca se pierde cuando se aprende y cada una de esas dificultades que se nos presentan en el camino son enseñanzas que nos permiten lograr nuestras metas y triunfar.
Ficha 2142372 - Dahiana Castaño

juan dijo...

Por medio de esta lectura Estanislao Zuleta nos enseña a superar los miedos que como personas podamos sentir diariamente, además ésta lectura nos recuerda muchas veces que las dificultades nos servirán en un futuro cómo un recuerdo; y la finalidad de este recuerdo es de no volver a tropezar con el mismo obstáculo. Además cuándo nosostros ya hayamos superado tales adversidades, le podemos decir con criterio y determinación a otras personas que no caigan y vivan los errores, tropiezos y dificultades que ya vivimos en un pasado.
Ficha 2142372-Juan Pablo Sánchez